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Tradicionalmente en España,
se ha apostado, a la hora de invertir por los ladrillos, y plazos fijos o
depósitos, con una clara vocación conservadora. En los últimos años y debido
a las crisis financieras, y sanitaria, la evolución de los mercados
financieros y sus productos ha cambiado mucho, lo que nos hace pensar que
sería más que recomendable analizar profundamente dónde y cómo invertir, el
mercado no se reduce a ladrillos y plazos, es claramente más complejo y
amplio.
La
desconfianza del pequeño inversor en la banca, como vehículo inversor, se
debe fundamentalmente a los continuos abusos por parte de esta, recordemos
las preferentes, subordinadas, clausulas suelo..., esto ha cambiado mucho y
para bien, por lo menos en la Unión Europea, que ha reglado en los ámbitos
de los productos financieros complejos a través de la MIFID y MIFID II, los
seguros y los contratos de créditos inmobiliarios, con la famosa LCCI. Con
estas regulaciones se trata no sólo de asegurarse que el asesoramiento en
estas materias lo realicen profesionales (exigencia de formación,
certificada anualmente), sino de proteger al pequeño inversor, obligando a
que por lo menos esté completamente informado y con carácter previo a la
contratación. Nuestros
vecinos europeos, y más aún los de los países del norte, llevan años
utilizando los fondos de inversión, planes de pensiones...incluso los
Estados como el noruego ha hecho ricos a sus ciudadanos a través de la
creación hace 25 años del famoso fondo del billón de euros. En nuestro país
hoy por hoy se sigue invirtiendo mayoritariamente en ladrillos, porque los
plazos, han desaparecido casi por completo y somos muy reacios todavía a
invertir a través de gestoras. El mercado que
se abre para invertir es amplísimo, irrumpiendo en dichos mercados de forma
muy activa, las nuevas materias primas, las criptomonedas....además de los
productos complejos, o mejor dicho complejísimos, futuros, opciones, CFDs... Pero el que los nuevos productos sean muy complejos y volátiles, no quiere decir que no debamos invertir en ellos, lo que debemos de hacer es asesorarnos y contar con la ayuda de un profesional que nos guie y aconseje, y que llegue a crear nuestro perfil inversor en función de nuestra capacidad inversora, nivel de riesgo admitido, conocimientos, y necesidades futuras entre otras, no es lo mismo invertir para nuestra jubilación, que para atender los gastos de universidad de nuestros hijos, adquirir una segunda residencia.....o para obtener un rendimiento a unos ahorros, para cada necesidad exite un producto que se adapta de forma más eficiente y rentable, y que el pequeño inversor no tiene porque conocer. |
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